jueves, 24 de enero de 2013

ritmo



, ritmo del corazón latiendo; brazos esgrimiendo manos escribiendo curvas, curvas que delatan un sentido en presente


martes, 22 de enero de 2013

Viendo



Sonidos, planos; formas.  Intentando identificarlas.  Como si hubiese un lenguaje sonoro en absolutamente todo.  Movimientos dentro de la "esponja" espacio-temporal.
¿Para qué?  Motivos

Creo que todo lo que es interactúa con todo lo que es, lo que forma parte, con sí mismo.  Un algo que puede ser interpretado desde cada una de las partes que lo conforman, desde cada aspecto de observación, de medición.  Todo se puede dividir por sí mismo, formando escalas, distintos "planos".

El lenguaje del árbol es el árbol mismo, identificado dentro y fuera de sí, de donde está, cómo, porqué, para qué y desde todas las preguntas formulables y no sólo desde este lenguaje con el que me expreso mediante palabras.

Palabras, signos, que dan forma, que les damos forma, significantes; para expresar, comunicar.
¿Qué?
¿Qué buscamos mediante el habla, mediante expresarnos?
¿Queremos ser, existir, accionar, modelar, dar sentido? ¿Interactuar?
Sentidos.
¿Ser por Ser?

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sábado, 12 de enero de 2013

surrealismo de un cortito intenso



En una realidad dibujada mentalmente, círculos, triángulos, cuadrados, cubos, pirámides, esferas; verdes tonalidades, rojos, violetas, y sonidos y arcos voltaicos entre nubes blancas y grises sobre fondos en constante cambio de colores: negros, amarillos, celestes, e irrumpiendo el naranja trae a la imagen sensaciones, espacios y mujeres.
Personas, seres moviéndose con propios pensamientos, sentimientos y todo aquello que las hace personas ¿Qué las hace personas?
Aparece una ventana que se cierra y dejan de verse las formas, los colores y la gente moviéndose entre las figuras.  Se siguen escuchando sonidos, pero como distantes, metálicos quizá. 
Vemos la ventana y sentimos su existencia a través de lo que no deja ver, a través del fondo de sonidos y luces que llegan cruzando su velo.  Un velo casi opaco, de terciopelo verde manzana que invita al tacto.
Toco, toco y recuerdo prendas de vestir, pantalones cortos de tela de jean, dejando ver piernas que hablan de placer.  Una mano me hace acariciar esas piernas; me excita y me conmueve, me dejo llevar extasiado por las emociones sentidas.
Aparece un cuerpo completando la figura con la ventana de fondo y una habitación de tres lados; uno la pared con la ventana que nos separaba de las formas, un suelo y otra pared con dos cuadros, no, tres, no, uno, pero cambiando cada vez que pienso en él.  Así veo entonces que faltan dos paredes y un techo, y alrededor se vuelven a abrir los sonidos y las formas, con islas flotantes de tierra y agua por encima y alrededor entre las figuras en dos y tres dimensiones.
Su mano agarra mi mano y me hace tocar su sexo ahora, una piel suave, húmeda por dentro, tibia y confortante.
Toco, toco y veo su figura entera, piernas, manos, brazos, cuerpo y cabeza; ojos, pelo.  Sos vos, quien me desea y a quien deseo.
Me excito más y ya te toco sin que me guíes con tus manos, solo tu movimiento corporal, tus expresiones faciales y tus sonidos.  Me deleito en tu deleite.
Es ahora que nuevos sonidos aparecen a las ya contínuas y anteriores notas únicas. Rugidos como de animales prehistóricos, salvajes.
Me contagio salvajismo, me siento en estado natural.  Salvaje y cortésmente mezclamos nuestras voces en palabras abstractas y surrealistas, condimentando una escena que comienza a expandirse, abriéndose alrededor un espacio sin fondo, conteniendo el eco como en una burbuja y por fuera silencios entrecortados por distantes intermitencias, como estrellas titilando.
Fuego, fuego entre los egos que se funden en el juego.  Dura y dura la escena, como estática a veces, casi quieta entre momentos de movimiento  acelerado.
Se encuentra el punto, y la escena toda con colores, formas, sonidos, texturas y placeres forman una sinfonía que sigue hasta el éxtasis; flashes, fluctuaciones, tacto interno, fluctuaciones, fluctuaciones, fluctuaciones...explota el combo imaginado, saltando en mil astillas la imagen consumida, y la calma, el fondo casi sin eco entre piel y leves roces sonoros, un calor tibio en una idea de paz.