miércoles, 30 de marzo de 2011
dedicación
domingo, 27 de marzo de 2011
islas
martes, 15 de marzo de 2011
CAMINO
…entonces vio alejarse ese color que la seguía, mientras continuaba corriendo en esa dirección, con cansancio mas sin cejar. Y siguió y siguió, hasta que aquel gris ya no se olía ni se pensaba; fue ahí cuando se detuvo, en ese árbol ahuecado que la había llamado en sueños días atrás. Supo que se hallaba en familia, abrigada y abrazada.
Entró en la cavidad conocida en sueños, y con los ojos cerrados pudo encontrar dentro de la oscuridad esas raíces y esos frutos que su amigo árbol le contó que proveía a sus pasajeros habitantes. Mientras tomaba la savia curando su cansancio y se alimentaba además de los frutos sin nombre, encontró un lugar para dejar memorias, y conoció un poco de historia…
Este lugar había servido de refugio a unos cuantos conejos, el día de la caza sin juicio; también conoció a un guerrero taciturno, que desangrado llegó y colmado de bendiciones pudo seguir, relatando su pasado y algo de su próximo futuro. Hubo también un tiempo en que el mismo árbol escribió para sí, en sí, para descansar su propia alma en medio de años de soledad y crecimiento, luego de haber acomodado dentro suyo a esa mujer que posó en sí más sueños de los que había conocido antes. Muy en el pasado de la memoria pudo encontrar vestigios de huellas de hormigas, agrupadas y formando la conciencia conocida como Gaelén, quien fue luego reconocida por su invasión al norte de la luz.
Aquí se encontraba, y luego de recrear para sí las memorias del refugio árbol, alimentarse y recuperarse de la huída, comenzó a introspeccionar su valentía, su fuerza y su misión.
Fue entonces cuando se fue sumiendo en el sopor del sueño despierto, no sin antes colocar las pistas para regresar luego al mundo de la vigilia…
Había un camino, que serpenteaba entre el oscuro espacio; un camino de tierra iluminado desde sí mismo por sus flores e insectos. Tenía un ancho de dos metros, y una extensión difícil de decir, pues parecía extenderse más allá de donde la vista llegaba. A los costados, como enmarcándolo, había arbustos de verdes y violáceos colores, con una altura variable entre sus propias rodillas y un poco más que su cabeza, incluso más que la punta de sus dedos con sus brazos extendidos hacia arriba.
Mientras caminaba, lo cual comenzó a hacer apenas hubo abierto su consciencia, vio un par de veces por detrás de los arbustos sin percatar siquiera una luz, exceptuando puntos lejanos, como estrellas, dando la impresión de estar en un camino respirable en medio de la inmensidad espacial; no se oía un solo eco fuera, solo la lejanía.
Caminó y caminó, preguntándose cual debía ser la enseñanza a aprender. Luego de un tiempo en el que ya solo caminaba sin pensar, sintió un eco de dolor, seguido de un aullido de soledad y un gruñido de ira; enfrente lo tenía, un lobo gris que, parado en sus cuatro patas sobre una piedra granítica, vibraba con la ausencia, sufría con la lejanía, aullaba a una luna que era solo un reflejo en un charco de agua y gruñía al entorno de arbustos, estrellas y bichos.
Sus miradas se cruzaron, y al hacerlo quedaron perdidas una dentro de la otra, alejadas del no tiempo ensoñado. Se perdieron en recuerdos, cada uno del otro, en emociones, en futuros, en perspectivas. Fue ahí cuando vio al gris que la perseguía, y supo entonces que el recuerdo ajeno quiso entrar en ella para darle una visión del pasado, para poder percibir con mayor claridad el presente y poder hacer un camino grupal, sin obviar al ego, mas uniendo vida y muerte en el ciclo de expansión y contracción, del latir universal.
domingo, 13 de marzo de 2011
bunsuir
13
jueves, 10 de marzo de 2011
en la ciudad
miércoles, 9 de marzo de 2011
una frase
una imagen ilusoria
domingo, 6 de marzo de 2011
por error soy, me olvidé (de vos)
sábado, 5 de marzo de 2011
definición
La daga del final se humedece y el corazón se vuelve eterno; se queda practicando latidos en espacios sin eco. Un limbo que atrapa las conciencias
Las expande por inercia, por definición de leyes
Las expande por razón de ser
Queda planteado el tiempo y el espacio, y el ser que es ambos, es el protagonista del devenir, que late con la vida,
Con sí mismo
Con nosotros mismos
-Soy conciencia practicando latidos en espacios sin ecos-
viernes, 4 de marzo de 2011
Historia de un mito
Caminaba un hombre acomodando musicalmente un pie detrás del otro por aquél puente lleno de emociones que se ahogaban y fluían en el rio que debajo pasaba. La tarde se iba, acompañada de suaves colores en el poniente y oscuridades que zumbaban por el este. Hacia allá andaba, rememorando y repasando; su día, su mañana y el cómo iba a atravesar la noche, sintiendo nada.
En eso ve a una niña de unos cuatro años, bucles y cachetes, de bracitos cortos y mirada que le hacía recordar la infancia y su manera de observarlo todo, abrazando un oso de felpa marrón y crema con uno de sus cortos brazos, y con el otro saludando al rio que andaba sin cesar hacia su destino…ella lo percibe y lo mira fijo.
Miró el hombre a su alrededor, descubriendo solo autos y cemento, personas vacías andando y sólo él y la niña dándose cuenta del momento:
-¡Hola! ¿A quién saludas?
-¡A mi mami que se fue!
El hombre se sobresaltó, y abracando con la mirada el rio, trató de ver algún cuerpo en él; solo el agua estaba, firme en su correntada.
-¿De qué color era su ropa niña? ¿Se cayó? ¿Se tiró?
-¡No tonto! Saludo al agua que se lleva la imagen de lo que ella era para mí, ya que ahora cambié de mamá y necesito verla como es, aunque también debo recordarla a veces…
-¿Y dónde está tu nueva mamá? ¿Con quién estás?
Ante estas palabras, el cielo es abrazado completamente por la oscuridad de la noche, como el oso de felpa por los brazos de la niña, quien mantiene su mirada en él, aunque ahora parece como prendida fuego…
Irrumpen truenos y relámpagos que cortan el aire, los autos parecieran más veloces en su huída capitalina, y la realidad colapsa con un coro de niños bajando del aire cortado, siendo él un mudo testigo de cómo la niña, tomada de su oso, se une a lo que parece ser una bandada de pájaros con forma infantil humana, y en esa imagen fuera de control, ve elevarse la figura de la niña, mientras le sonríe y le señala como por detrás suyo…ve un cambio de luces, como si se iluminara algo a sus espaldas, y una sombra con forma femenina aparece…todo muy veloz, se da vuelta y la ve, a quien supone fuera señalada por la niña. ¿Su nueva madre quizá? Y ella, con luces y sombras en su mirada, se diluye como un cubito de hielo al sol, formando su vapor parte de la nube que se aleja con el coro infantil celestial, dejando lluvias, pasos y soledades dispersas; prendiendo la imaginación y señalando un rumbo que desea discernir…