domingo, 13 de marzo de 2011

13

I

en el ocaso de esa mañana
el rey solo despertaba
e inmutable en el espejo
su fantasía trabajaba

veía serpientes y demonios
sonreía sus tormentos,
y a su diablo con emoción
entonaba su canción

"oh figura que arremete
sus dones entre mi gente,
cuan sabio es su accionar;
dilatando estigmas,
dando sangre para succionar

brillan el dolor y la ausencia
gritan la violencia y la avaricia,
agigantando egos sin sueños;
esgrimiendo versos, haciendo eco

quiero oscuridad para dar
un poco de luz y alimentar
esa falsa esperanza que prometo,
regalando ilusiones con lamentos

así reinaré por siempre
masticando putrefacción
y deshaciendo con mis dientes,
para regurgitar ese alimento
y venderlo como fe benevolente"

II

y así, su amor propio corrompido
del espejo devolvía
esa belleza eterna,
esclava de sus días...

...pero esa mañana su diablo
no tenía para sí más días,
y en medio de sus cantos
el rey perdía la vida

III

también estás sus reinos
divididos por pecados,
que en ciclos de fuego y miseria
se autoconsumían (sin saberlo)
parodiando y repartiendo
ese imán de pobres templos

mundos con luz lejana
que engañan las pupilas
de ese mar, de ese alimento
de esos seres sin fe ni conocimiento

mas pronto las corrientes seguirán
su curso de negativa oscuridad
y sus figuras inmutables
junto con su no fe, perecerán

así se creará solo oscuridad
para esa estirpe de seres
que con sus propios reyes
se deshicieron de su inmortalidad

IV

y así será el final
el ciclo se termina
ya no habrá más rey,
ni espejo, ni estigma.

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